jueves, 2 de febrero de 2012

La conformidad de lo evidente

La única cosa que sabemos a ciencia cierta es que el Valencia ayer salió vivo. La mano y posible roja de Pinto quedarán ya en anécdota. No somos videntes, así que no podemos asegurar cómo hubiera afectado al partido esa acción. Cosas del fútbol, supongo.


Todos y cada uno de los aficionados del Valencia, incluso me atrevería a decir que los la capital del país también, veían más que probable apear al Barcelona de la final de Copa. Era el mejor momento decían muchos, llegan cansados decían otros. Pero amigos, la realidad no era esa. La realidad era que el Barcelona no iba a tirar esta competición. No lo iba a hacer porque estaba a tres partidos de ganar un título, con el cual poder justificar toda una temporada – sirva de ejemplo Florentino el año pasado-. Y no lo hizo, no la tiró. Salió sin Xavi, y fue tremendamente superior al equipo local en la segunda mitad.

Un Valencia, una vez más, inoperante en la zona de creación sólo creo una jugada de peligro real ante la meta visitante en todo el partido, que fue el gol. Pobres registros y, lógicamente, insuficientes para ganar al Barcelona. Los hombres de Unay se dedicaron a intentar robar balones en el centro del campo y salir con espacios a la contra, bien replegados atrás sin dejar muchos espacios. De los noventa minutos salió bien los primeros treinta. Es decir, hasta que aguantó la gasolina. Desde entonces, constantes desajustes defensivos, pérdidas de balón por parte de los defensas que por poco nos causan un disgusto y paradas y más paradas de un Alves que, cierto es que falló en el gol de Puyol – como ya viene siendo costumbre – pero que luego hizo paradas tan decisivas como atajar el penalti a Messi. Para mí, esa acción, fue la que resume todo el partido. Gracias a esa parada, podemos decir hoy que el Valencia tiene opciones reales de plantarse en la final. Y no la acción de la roja a Pinto. La mano era clara y el cabreo de la grada justificado. Pero, ¿Os habéis parado a pensar que quizás en Mestalla las manos formen parte del cuerpo? Hacer memoria y pensar en el gol que evitó Higuaín unas jornadas atrás. Así que solo nos queda conformarnos con lo evidente, y ya no hablo solo de la posible expulsión, sino de la superioridad manifiesta del conjunto visitante.

Por lo que respecta al Barcelona, se presentó en Mestalla a jugar el tipo de partido esperado. Conscientes que tienen un feudo casi inexpugnable, intentaron, en la primera mitad, tener el control del partido, hacerse con el dominio en el centro del campo y encomendarse a Messi para poder sacar algo positivo de Mestalla. El objetivo principal era marcar algún gol y recibir los menos posibles. Lo cumplieron a rajatabla los chicos de Guardiola hasta el descanso. Tras él, y viendo el bajón físico de los jugadores locales, se quitaron el escudo y salieron a atacar a pecho descubierto. He de decir que salir a por el partido de esa forma suele conllevar unos riesgos, pero no ayer, ya que el Valencia deambuló por el campo durante la segunda mitad, sin ninguna intención de atacar y esperando el pitido final sin encajar ningún gol más. Por suerte y gracia de Diego Alves así fue, y el Valencia logró empatar con el Barcelona.

En seis días la vuelta en el Camp Nou. Tenemos que marcar allí y no perder si queremos acceder a la gran final. Parece casi misión imposible, pero, personalmente, viendo a Pinto bajo los palos me quedo más tranquilo y esperanzado de poder ver, después de muchos años, al Valencia en la final de una competición nacional.

Un placer, @andreuserret (Twitter)

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