jueves, 24 de mayo de 2012

El Valencia conserva su prestigio internacional


Un gol de Aduriz, poco antes de la finalización del primer acto, bastó para decantar la balanza del lado del conjunto de Mestalla. En un partido marcado por los numerosos cambios y la ausencia de los jugadores internacionales, el Valencia logró una importante victoria, la cual le sirve para mantener y conservar su prestigio internacional.  

Primer Tiempo

El Valencia jugó una correcta primera mitad. Con un once marcado por las ausencias de los internacionales, el equipo buscó el gol desde el inicio. Le costó, sin embargo, hacerse con el dominio de la pelota. El equipo local, peligroso con velocidad a la contra, aprovechó, en más de una ocasión, el desconcierto de la zaga visitante, como consecuencia de la falta de entendimiento. Pablo Piatti, el más activo y participativo del partido, fue quien llevó el peso ofensivo del Valencia. Ambos equipos se alternaron ocasiones de gol, todas ellas sin excesivo peligro. Poco a poco fueron pasando los minutos, con largas posesiones por parte del conjunto de Mestalla y con una fuerte presión arriba. Y así, sin más, llegó el gol. Larga jugada al primer toque, basculando de banda izquierda a derecha, cuyo destinatario no era otro que Aritz Aduriz, el delantero referencia. El vasco la cazó en la frontal y con un disparo seco, raso y cruzado logró, en el minuto 40, batir por primera vez al meta visitante. Tras el gol llegó la mejor ocasión de los Portland, como consecuencia de una pérdida en medio campo, que acabó con un disparo alto y con el pitido del árbitro, que indicaba el camino de los vestuarios.

Segundo Tiempo

Tras la reanudación vimos un partido con papeles invertidos. El equipo norteamericano dominó sin paliativos todo el segundo acto, con contados destellos ofensivos del Valencia. El Portland Timbers tomó la posesión y el tempo del partido, tras los numerosos cambios y el acusado cansancio de los jugadores chés, debido, en parte, a la falta de adaptación al horario. El equipo local dispuso de numerosas ocasiones para igualar el partido, pero el Valencia se mantuvo firme y serio en defensa y logró, a la postre, amarrar la victoria en tierras yanquis.



Ficha técnica:

Porland Timbers: Perkins (Bendik, min.45); Chabala (Kawulok, min.45), Brunner (Jean-Baptiste, min.45), Horst (Taylor, min.86), Smith (Purdy, min.45); Songo'o (Braun, min.45), Nagbe (Alexander, min. 45), Palmer (Alhassan, min.45); Zizzo (Wllace, min.58), Perlaza (Dike, min.58), Alhassan (Fucito, min.45).

Valencia CF: Alves, Miguel (Joel, min.45), Dealbert (Pardo, min.45), V. Ruiz, Barragan; Albelda, Parejo (Tino Costa, min.70); Piatti (Dalmau, min.70), Carles Gil, Pablo (Portu, min.58); Aduriz (Jonás, min.58).

GOLES: 0-1, min.40, Aduriz.

Árbitro: Sacó dos amarillas, una a Horst (min.30) y otra a Pardo (min.63), una por cada equipo.

Incidencias: Primer partido amistoso del Valencia, disputado en el JELD -WEN Stadium, con capacidad para 20000 aficionados, y con una asistencia de 19564. 

lunes, 21 de mayo de 2012

Mar de dudas

Con la temporada ya cerrada y con la etapa de Unai tocando a su fin, llega la hora de planificar, de hacer memoria y de mirar hacia el futuro próximo. Un futuro esperanzador y lleno de luz, pero con ciertas sombras. Esas sombras de incertidumbre y desconcierto que crea la llegada de un entrenador sin experiencia en el ámbito de la dirección. Por el momento todo son habladurías. Nadie sabe cómo va a jugar, ni el esquema que va a utilizar “el Flaco”. Nadie sabe qué jugadores quiere en su plantilla, ni qué cuerpo técnico formará, como tampoco nadie sabe los resultados que va a obtener. Todo está en el aire. Las suposiciones son el consuelo de muchos que, ilusionados con el cambio, lo ven todo de color rosa y verde esperanza, ya que señores, ¿qué significa cambio? La palabra cambio significa romper con las reglas y los modelos actuales. Significa, en muchos casos, corregir las cosas mal hechas. En definitiva, tirar los restos orgánicos, podridos y malolientes y quedarte con aquello que pueda ser de gran utilidad de cara a la construcción de un futuro más prospero. A día de hoy, y con el magnífico legado que nos ha dejado Emery, somos como perros enjaulados, babeando ante el primer trozo de carne que vemos. Y eso, puede ser peligroso. Tenemos que tener cuidado. Debemos ser cautos con el nuevo que llega y que no nos pueda la codicia, tras la época de penumbra, soledad y engaños que nos ha tocado vivir. Ahora más que nunca tenemos que ser leales con nuestro líder. Debemos ser conscientes que todos los inicios son complicados. Los más grandes del fútbol moderno, como Bielsa o Guardiola, tuvieron comienzos dubitativos y fueron, en cierta manera, criticados. Os pido, desde este humilde rincón, que no caigamos en esa trampa, que lo dejemos trabajar. 

Pellegrino forma parte del mejor Valencia de la historia y merece nuestra confianza ciega. Si de una cosa estoy seguro es que su equipo será un equipo con carácter y personalidad, como la que él tenía sobre el campo. Y eso, no es una suposición, ya que se puede demostrar. Si echamos la vista atrás, el equipo de Unai (citado en la entrada precedente), era un equipo desdibujado y sin alma, falto de carácter y raza. Esto era debido a la personalidad del técnico. Emery, en su famoso libro “Mentalidad Ganadora” afirmó, palabras textuales, que “era bastante cagón”. Ante estas palabras, es lógico pensar que un equipo es el fiel reflejo del alma de quien lo dirige. Así pues, de Pellegrino, por el momento, no hay libro, pero tenemos su recuerdo imborrable como central ché, con una fuerte y marcada personalidad, con alma de líder incontestable y con un chorro de voz imponente. 

Nadie, por suerte, puede predecir el futuro. La vida está llena de sorpresas y eso es lo que la hace interesante. El Valencia 2012/13 es una sorpresa mayúscula y una apuesta arriesgada. El tiempo, ese factor dictatorio, marcará las pautas y el porvenir de nuestro club. Hasta entonces, a esperar cautos y pacientes un futuro mejor, marcado por una época de austeridad económica que deja el porvenir del club en el aire y con fichajes de poca monta, los cuales dejan el poso de la ilusión valencianista seco y sin reservas. 

miércoles, 9 de mayo de 2012

Una etapa intrascendente


Todo en esta vida llega a su fin. Hay veces que molesta ese momento y hay veces, como el actual, que en cierta manera te alegras. Una despedida siempre es dolorosa y triste y más cuando no se cuidan las formas y se va una persona a la que, queramos o no, la hemos aguantado durante cuatro largos e interminables años. Le puedes tener cariño, odio, aprecio o repulsa, pero algún sentimiento te despierta. No me cabe la menor duda que se va un gran estratega, un metódico, un amante de su faena, pero un hombre muy poco efectivo a la hora de transmitir sus ideas y de preparar mentalmente a un equipo de élite, a un vestuario de jugadores, muchos de ellos, malcriados y consentidos. No supo poner barreras, no marcó su territorio y todo se le volvió en su contra. Saber gestionar un grupo es la base del éxito y en eso, querido Unai, no estuviste a la altura. En eso y en mucho más.

El momento que estamos viviendo ahora, llega tarde. Esta temporada ha sido “de free”. Emery, con todo lo que iba demostrando, no merecía seguir una temporada más dirigiendo a este equipo. Pero a pesar de empezar a tener parte de la afición en su contra, siguió adelante. Y siguió por la simple razón de ser el parapeto ideal de un presidente caradura y egoísta, que nunca ha mirado por el bien del club ni le ha importado lo más mínimo el bienestar deportivo. Unai, el lunes se dio cuenta, nunca ha sido importante en esta entidad. Su persona estaba manipulada constantemente por unos seres superiores. Siempre ha estado dirigido por una oscura cúpula, los cuales nunca han mirado más allá de su propio interés. En este sentido, una vez destapada “la caja de Pandora”, siento lástima, en cierta manera, por él, por cómo se le ha tratado y por todo lo que ha tenido que tragar. Su carácter bonachón lo ha hecho convertirse en el títere perfecto del presidente y CIA. Ha cumplido una etapa en el Valencia, estos cuatro años, logrando, a nivel de resultados, unos registros envidiables. En los tiempos que corren no pretendemos ganar la Liga, por ejemplo. Sólo pedimos lo que tenemos, competir por los títulos que las dos potencias mundiales detestan. Y ahora, la pregunta en cuestión: ¿Con dos semifinales y un tercer puesto, objetivos deportivos más que cumplidos, por qué cesar a Emery? Estimado lector, yo te lo voy a responder a continuación, en una breve reseña de su etapa deportiva en el Valencia.

Un entrenador que se mantiene cuatro años en un cargo suele dejar huella en una entidad, poso, materia prima, algo dónde se pueda agarrar el entrenador que le suceda. Hablamos, como no, del famoso legado de Unai al Valencia. ¿Qué deja Unai como herencia? No deja más que un equipo sin alma. Un equipo desdibujado, sin ningún orden táctico, con una debilidad defensiva preocupante y con un inclasificable estilo de juego. El entrenador que le preceda va a tener que construir desde cero. Va a tener que traer el barro, mezclarlo con agua y moldearlo para conseguir el jarrón que desee. Es preocupante que, tras cuatro años, no tengamos unos cimientos sólidos como referencia para poder levantar la nueva casa, el nuevo Valencia.  Unai cumplió los objetivos, pero no cumplió como entrenador. Muchos se escudan en las bajas que, temporada tras temporada, ha tenido el técnico, como la de Villa, Silva o Mata. De acuerdo, es difícil reponerse a pérdidas tan determinantes y reinventarse para volver a crear un Valencia capaz de ser campeón de la “liga de los pobres”. De eso no le resto mérito al bueno de Emery, pero tampoco habría sido tan ardua tarea si hubiera labrado el terreno y si hubiera tenido una sólida base. Con un patrón de juego definido y con una idea determinada sobre el campo, por mucho que vendan a los estandartes, el club trae recambios, de menor nivel seguramente, pero capacitados, como todos, para suplir esas bajas y rendir en su puesto. ¿Qué sucede? Que ni Emery sabe cuál es su puesto, como para que lo sepan sus jugadores. En los últimos capítulos de la “era Unai” ha reinado la anarquía. Jugadores que, fruto de la improvisación, se han atrevido con misiones futbolísticas fuera de su alcance. El técnico vasco creó, más que un equipo, un ser inerte, con un juego plano y previsible, sin mordiente ni armas de destrucción, con un sistema ofensivo con permanentes cortocircuitos y con los resultados como escudo. Un conjunto sin hambre ni ambición, que deambulaba por el campo sin rigor ni coherencia, buscando algún destello de luz que les guiara al camino de la victoria.

Éste es, ni más ni menos, el verdadero Valencia que deja, tras su marcha, Unai Emery. El maquillaje, a causa de los buenos resultados, para muchos han difuminado, durante este tiempo, las carencias futbolísticas de este equipo. Ahora, al desnudo, sin trampa ni cartón, impacta, sorprende y asusta a propios y extraños. Los repetidos bochornos y humillaciones, incluso a nivel europeo, han hecho que perdamos la ilusión y la fe en este equipo.

Adiós UNAI. Pese a todo lo anterior, te doy gracias por tu trabajo y dedicación. Espero que tengas suerte. Te vas por la puerta de atrás, sin pena ni gloria. Pese a todo no te mereces éste final, pero no somos nosotros, los aficionados, los que impartimos justicia en este club de “pandereta”.

Bienvenido PELLEGRINO. Con la llegada de “el Flaco” se abre una nueva época. De momento es de incertidumbre, miedo y desconcierto por su inexperiencia, pero espero mucho de él. Estoy seguro que nos va a devolver la dignidad y nos va a hacer un equipo capaz de competir, guerrero, con brillo propio y con ambición. Somos el Valencia y pronto volveremos a ocupar el lugar que nos corresponde en la élite del fútbol mundial.  

domingo, 6 de mayo de 2012

Penúltima jornada de penitencia


El Valencia consiguió ayer, en el último suspiro, una importante victoria ante el Villareal, la cual le asegura, de forma matemática la tercera posición de la tabla que da derecho a jugar, de forma directa, la próxima edición de la Champions. 


El partido fue, casi con toda seguridad, de los derbis más aburridos de los últimos años. Ningún equipo propuso. El Villareal, con el miedo en el cuerpo debido a su precaria situación en la clasificación, se limitó a defender las inocentes acometidas del conjunto local. Los de Lotina, agotados física y mentalmente a causa de las pocas rotaciones, apenas crearon peligro sobre la puerta de Vicente Guaita y estuvieron, durante todo el encuentro, a merced de la caridad humana de los jugadores locales. En una jornada simultanea, todos estábamos pendientes del transistor. El mismo, iba cantando goles en todos y cada uno de los campos de primera. Al Villareal, con los resultados que se iban produciendo, le valía el empate para seguir un año más en primera y acabar con esta agonía, pero el descuento –una vez más esos minutos fatídicos- les condenó a seguir sufriendo por evitar el tan temido descenso.

El Valencia, presionado durante una hora por la victoria del Málaga en el Calderón fue quien más buscó la victoria e intentó no conformarse con el empate. Le valía, al conjunto de Emery, copiar el resultado de los andaluces para asegurarse esa tercera plaza, pero –un tanto ambicioso- fue a por el partido en los últimos quince minutos. El meta visitante fue el artífice de un corto resultado. El Valencia dispuso de tres ocasiones claras, más un disparo al palo de Pablo, para abrir el marcador en Mestalla. El ansiado gol no llegó hasta el tiempo de prolongación. La conexión Aduriz-Jonás volvió a funcionar a la perfección y, ambos, volvieron a ser letales y a decantar el encuentro del lado local.

El juego del tercero de la Liga volvió a ser plano, previsible, sin dinámicas, lento, tosco y muy poco vistoso. Emery volvió a apostar por Tino-Albelda en el medio, y el futbol volvió a brillar por su ausencia. Cierto es que, con Canales y Banega lesionados y Parejo castigado por su positivo del pasado jueves en un control de alcoholemia, tampoco Unai tenía más variantes, pero al no tener un modelo definido, lo dejaron todo a la improvisación e inspiración de Tino Costa, el cual fue una nueva decepción. A la postre, y pese a todos los peros, se consiguió ganar al Villareal y asegurar la tercera plaza. Al fin y al cabo, ese era el principal objetivo en el día del adiós de Emery en Mestalla después de cuatro años al cargo del banquillo local.


Queda una jornada más de competición. En ella, el Valencia puede ir de turismo por San Sebastián y el Villareal tendrá que sudar sangre, sudor y lágrimas para quedarse en primera. Recibe, en su feudo, al Atlético de Madrid, equipo que este miércoles disputará la final de la UEFA Europa League, pero que está en la pelea por alcanzar esa cuarta plaza en la Liga. El conjunto de Lotina, con un solo punto salva la categoría. En el caso de perder, bajaría si ganan Rayo (en casa ante el Granada) y empata o gana el Zaragoza en Getafe. Las cábalas son infinitas, con cuatro equipos para dos puestos. El Sporting, casi descendido, sigue con vida pero necesita un milagro. Deseo, personalmente, que se salve el Zaragoza por lazos familiares. El que descienda, tanto me da. Todo se decidirá el próximo domingo, a partir de las 20h. El Valencia, ya de vacaciones y con los deberes cumplidos, aunque a última hora, como siempre. 


Un placer, @andreuserret (twitter y VAVEL). 

jueves, 3 de mayo de 2012

Una goleada engañosa


El Valencia venció anoche a Osasuna, en un partido que puede llevar a engaño. El conjunto de Unai Emery dominó en todo momento un encuentro marcado por la correosa defensa “rojilla” y por la falta de eficacia de los atacantes locales. Los goles, los cuatro, llegaron en los doce últimos minutos, como consecuencia del desgaste físico que realizaron los jugadores de Mendilibar, tras jugar toda la segunda parte con un hombre menos, debido a la infantil expulsión de Leka justo antes del descanso por una agresión sobre Ramí.

El juego del Valencia volvió a decepcionar. No hubo apenas circulación de balón en un centro del campo poco creativo, con la presencia de Tino Costa y Albelda. Descartada la opción de mover el balón, el conjunto local se aferro a los balones largos lanzados desde la defensa y a las inclusiones por las bandas, más efectiva la izquierda. Hubo un antes y un después en el descanso. Emery alineó de inicio a Soldado, jugador que arrastra desde hace un par de semanas unas molestias en el cuello. Éste, limitado por esas dolencias, apenas entró en juego y sólo dispuso de una ocasión para abrir el marcador. En el juego aéreo, estuvo desaparecido y fue sustituido, por el bien del equipo, por Aduriz en el descanso. Éste cambio y el de Piatti por Mathieu, a los pocos minutos de iniciar la segunda parte, les cambiaron por completo la cara a los de Mestalla.

Piatti, ayer si, fue aquel jugador eléctrico e imprevisible. El pequeño jugador argentino se entendió a la perfección con Jordi Alba, formando una dupla letal. Por esa banda llegaron tres de los cuatro goles del partido. Por nombrar alguno, el primero llegó tras una pared entre ambos y el centro de Jordi Alba fue cabeceado a la red por Aduriz. El Valencia, superior en todo momento, sufrió más de la cuenta para llevarse los tres puntos que, ya, le aseguran la cuarta posición y le garantizan, al menos, la presencia en la ronda previa de la Champions. El sábado llega el Villareal, necesitado de puntos para certificar su permanencia. Si el Valencia es capaz de sumar los tres puntos, después de todo, será matemáticamente tercero, cosa que, como ha dicho Emery, habrá que celebrar. Yo, señor Unai, cuando acabe la temporada no celebraré, precisamente, ese tercer lugar.

Un placer, @andreuserret (twitter y VAVEL).