El Valencia consiguió ayer, en el último suspiro, una importante victoria ante el Villareal, la cual le asegura, de forma matemática la tercera posición de la tabla que da derecho a jugar, de forma directa, la próxima edición de la Champions.
El partido fue,
casi con toda seguridad, de los derbis más aburridos de los últimos años. Ningún
equipo propuso. El Villareal, con el miedo en el cuerpo debido a su precaria
situación en la clasificación, se limitó a defender las inocentes acometidas
del conjunto local. Los de Lotina, agotados física y mentalmente a causa de las
pocas rotaciones, apenas crearon peligro sobre la puerta de Vicente Guaita y
estuvieron, durante todo el encuentro, a merced de la caridad humana de los
jugadores locales. En una jornada simultanea, todos estábamos pendientes del
transistor. El mismo, iba cantando goles en todos y cada uno de los campos de
primera. Al Villareal, con los resultados que se iban produciendo, le valía el
empate para seguir un año más en primera y acabar con esta agonía, pero el
descuento –una vez más esos minutos fatídicos- les condenó a seguir sufriendo
por evitar el tan temido descenso.
El Valencia,
presionado durante una hora por la victoria del Málaga en el Calderón fue quien
más buscó la victoria e intentó no conformarse con el empate. Le valía, al
conjunto de Emery, copiar el resultado de los andaluces para asegurarse esa
tercera plaza, pero –un tanto ambicioso- fue a por el partido en los últimos
quince minutos. El meta visitante fue el artífice de un corto resultado. El
Valencia dispuso de tres ocasiones claras, más un disparo al palo de Pablo,
para abrir el marcador en Mestalla. El ansiado gol no llegó hasta el tiempo de
prolongación. La conexión Aduriz-Jonás volvió a funcionar a la perfección y,
ambos, volvieron a ser letales y a decantar el encuentro del lado local.
El juego del
tercero de la Liga volvió a ser plano, previsible, sin dinámicas, lento, tosco
y muy poco vistoso. Emery volvió a apostar por Tino-Albelda en el medio, y el futbol
volvió a brillar por su ausencia. Cierto es que, con Canales y Banega
lesionados y Parejo castigado por su positivo del pasado jueves en un control
de alcoholemia, tampoco Unai tenía más variantes, pero al no tener un modelo
definido, lo dejaron todo a la improvisación e inspiración de Tino Costa, el
cual fue una nueva decepción. A la postre, y pese a todos los peros, se
consiguió ganar al Villareal y asegurar la tercera plaza. Al fin y al cabo, ese
era el principal objetivo en el día del adiós de Emery en Mestalla después de
cuatro años al cargo del banquillo local.
Queda una
jornada más de competición. En ella, el Valencia puede ir de turismo por San
Sebastián y el Villareal tendrá que sudar sangre, sudor y lágrimas para
quedarse en primera. Recibe, en su feudo, al Atlético de Madrid, equipo que
este miércoles disputará la final de la UEFA Europa League, pero que está en la
pelea por alcanzar esa cuarta plaza en la Liga. El conjunto de Lotina, con un
solo punto salva la categoría. En el caso de perder, bajaría si ganan Rayo (en
casa ante el Granada) y empata o gana el Zaragoza en Getafe. Las cábalas son
infinitas, con cuatro equipos para dos puestos. El Sporting, casi descendido,
sigue con vida pero necesita un milagro. Deseo, personalmente, que se salve el
Zaragoza por lazos familiares. El que descienda, tanto me da. Todo se decidirá
el próximo domingo, a partir de las 20h. El Valencia, ya de vacaciones y con
los deberes cumplidos, aunque a última hora, como siempre.
Un placer,
@andreuserret (twitter y VAVEL).
No hay comentarios:
Publicar un comentario