El Valencia
perdió en Málaga por 1-0, en un flojo por partido por parte del conjunto
visitante. Un encuentro controlado en todo momento por los andaluces, cuya
superioridad no se reflejó en el marcador final debido a varias paradas de
mérito de Vicente Guaita.
Otro partido para olvidar. El mismo,
catalogado como una final por muchos de los participantes, fue –una vez más- un
esperpento. Unai alineó, de inicio, a Maduro junto a Tino Costa. Claro que si,
creación al poder. Pronto se vio –antes de empezar- quién iba a poner la cara y
quién sería el atizador. Un encuentro dominado de cabo a rabo por el conjunto
andaluz en el que el Valencia no tiró ni una mísera vez a portería. Ese sería un buen resumen, pero vamos a
desgranarlo un poco.
Unai dijo, en rueda de prensa que “el
resultado era justo”. Bien, vamos con las cifras. Del partido es necesario
rescatar dos paradas de mérito de Guaita, a las que se le suman innumerables
llegadas, en las que no supieron definir los hombres de Pellegrini. Del
Valencia, ni rastro. Un disparo de Soldado que salió por la banda opuesta y un
lanzamiento desviado de Feghouli. Eso es todo. Señor Emery, si a eso le podemos
llamar resultado justo, que viva la hipocresía y la autocrítica.
Seguimos terceros, gracias a que – al
menos- no perdimos el gol average directo con el Málaga, hecho que recalca y
mucho Unai. Cierto es que es importante, y más en un final ajustado. Pero, no
sería necesario si en la segunda vuelta de la competición se hubiera sumado más
puntos. El conjunto visitante – ese que sigue tercero una jornada más- lleva la
friolera cifra de 17 puntos de 51 posibles. Una cantidad, si más bien no, de
descenso directo a Segunda División. El calendario que resta, sólo tres
partidos, nos es favorable respecto a los dos rivales directos. Al Valencia le
queda, en casa, Osasuna y Villareal y visitar, en la última jornada, el campo
de la Real Sociedad. En cambio, el Málaga –por ejemplo- visitará el Camp Nou y
luego el Calderón, para acabar la Liga en casa con el Sporting. A priori, quedaremos
terceros, más semifinales de Europa League y Copa del Rey. ¿Temporadón de Unai,
no? Desgraciadamente no nos importa el qué, sino el cómo. Y la manera en que se
van a conseguir los objetivos es muy triste. El partido de hoy ha sido un fiel
reflejo de la floja temporada del Valencia en cuanto a juego.
Lamentablemente,
y por mucho que nos duela, ya estamos anestesiados. Tras la derrota en la
Rosaleda ha habido adjetivos varios –todos negativos- y poco más. Resignación
es la palabra. Quedan tres partidos. La plaza Champions no la meremos –como ya
dije hace tiempo- y empiezo a dudar de la de Europa League. Pese a todo, de los
peores somos los mejores. La tercera plaza pasa por Mestalla y ahí –si los
jugadores quieren, claro- se decidirá el futuro más inmediato del Valencia y,
quién sabe, si del Villareal.
Triste que se haya instaurado la resignación en la parroquia de Mestalla. No queda otra, después de la colección de sinsentidos y desgana a que nos tiene acostumbrados este equipo y este técnico.
ResponderEliminar