El pasado fin de semana echó a rodar una
nueva temporada de la Liga española, cada vez más desprestigiada. Dicho inicio
nos deparó todo un Real Madrid – Valencia, en el feudo blanco. El conjunto de
Pellegrino empezaba su andadura a lo grande, en casa del actual campeón. Muchos
eran los focos, muchas eran las miradas que iba a recibir su equipo, pero creo
que –pese que muchos ya están con el cuchillo entre los dientes, sobre todo desde
Madrid- salió victorioso y muy reforzado.
El resultado, pese a cierto conformismo tras
el gol de Jonás (41’), fue positivo. El empate, sin embargo, me dejó frio. El
equipo, teniendo en cuenta que es el mes de Agosto y con entrenador nuevo,
apenas mostró matices y dinámicas en su juego. Se limitó a estar ordenado atrás
y buscar la velocidad en las contras. No existió el juego de elaboración, con
carencia total de creatividad y con combinaciones previsibles que nunca
sorprendieron a la defensa blanca. Todo el peligro del VCF llegó a balón parado,
de las botas de Tino Costa. Tanto Feghouli como Guardado estuvieron inéditos.
Ambos se preocuparon más de cubrir las espaldas a sus correspondientes
laterales que de atacar y hacer incisiones de peligro en el área local.
Fue el RM quien llevó el peso, por completo,
del partido. Pese a encajar un gol tempranero (9’), el equipo no se descompuso.
Siguió con el guión previsto. Desactivados por completo tanto Cristiano como
Özil, los chicos de Pellegrino se limitaron a esperar su momento. La primera
ocasión clara no llegó hasta el 27’, con una bonita jugada de combinación –la única-
entre el Tino, Mathieu y la llegada al corazón del área de Feghouli. Tras el
aviso, el VCF despertó y se adueñó de la situación hasta la media parte, donde
fue de nada a poco.
La segunda parte, primeros 30’, fueron un
calco de la primera. El Real Madrid y el Valencia –símil musical- volvieron a
interpretar la misma partitura, de ‘S a O’ y salto a la Coda, ya que el VCF
acabó debajo del larguero. Deseosos de oír el pitido final, los hombres de
Pellegrino apenas inquietaron la puerta de Casillas y el RM hizo lo propio
hasta agotar las limitadas fuerzas de las que disponen a estas alturas de
temporada.
El partido se hubiera podido ganar o perder,
está claro. Un empate quizás fue lo más justo, pese a una jugada polémica que
volvió a favorecer al conjunto de la capital. Corría el 11’ de la segunda mitad
cuando el colegiado del encuentro anuló un gol a Roberto Soldado. Curiosamente, con todas las cámaras que hay actualmente
en un campo de fútbol y, más si cabe, jugándose en el Bernabéu un RM-VCF, la
realización no fue capaz de emitir una sola toma que aclarara la jugada. Por
tanto, hablamos de sensaciones y percepciones. Mi opinión es que nos volvieron
a perjudicar y van…
Desde Valencia –y alrededores, querido
Serrano- sólo pedimos imparcialidad y respeto. Es una Liga de 20, no de 2. Que
se pongan nerviosos en Madrid a estas alturas significa mucho. El VCF demostró y
recuperó esencia, vitalidad, nombre y escudo, claves del éxito. La afición que
ayer llenó Paterna, para ver un entreno, ha recuperado la ilusión. Volvemos a
tener pulso.
Que nadie se olvide de esto, que somos el
ValenciaCF y estamos de vuelta. ¡AMUNT!
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